Levitante galerna
cabrioleas refulgida por la copa de los árboles,
tu danza onírica del crescendo noctámbulo tintinea y
se enrolla en ciertas ramas, acariciando algunas hojas
e intangibles fugaces corrientes que despiertan en una nueva música
con el follaje etéreo y dividido.
Vagas, cosquilleando infinitas coquetas nervaduras
que eternizan aquél árbol en el círculo de la luna
en el círculo de tu giro inhospito
en el círculo que es la base de toda existencia.
entonces,
como un aluvión de intensa energía te sumerges,
una vez más en aquello que existe siempre y nuca se detiene
solo se mantiene en línea perenne hasta ese espontáneo brinco
hacia el vacío sideral real, esta vida.
en el infinito segundo como en el big Bang...
II Semilla
Casi borrado el cuesco reposa en la estepa
que lo envuelve y empapa de paradójicos presentes continuos,
de subjetividades dentro de una naturaleza palpitante,
que se prende al suelo y que por por raíces emerge
de la nebulosa sin nombre que lo ampara,
lo adapta a lo que deparé su destino
y lo cobija de sus rezos aún paganos.
que lo envuelve y empapa de paradójicos presentes continuos,
de subjetividades dentro de una naturaleza palpitante,
que se prende al suelo y que por por raíces emerge
de la nebulosa sin nombre que lo ampara,
lo adapta a lo que deparé su destino
y lo cobija de sus rezos aún paganos.
Único ser...
creces con la fuerza de un volcán
y preparando tu especie para la Satisfacción de otros sistemas
que premeditan tu vida pensando
en abrigo,
creces con la fuerza de un volcán
y preparando tu especie para la Satisfacción de otros sistemas
que premeditan tu vida pensando
en abrigo,
madera para adornar los muros
de la gran diversidad.
de la gran diversidad.
Después de todo no sos más que un árbol efímero
que recorre un camino aquietado
por la estrella que te signa,
que recorre un camino aquietado
por la estrella que te signa,
como una Directriz del universo hacia alguna eternidad incierta,
sin pensarlo
sin conciencia
casi inmóvil
te acercas cada vez más
A el fin de tus principios...
III Llamas
Ardiendo esa leve ausencia de tu hálito seco,
estallan tus partes en dispares polímeros
balanceándose de una flama a la otra aquella melodía
de tu himno cognitivo,
en el insomnio ardiente que dibuja tu sabi de leña,
crepitando encendida luces tan gloriosa como Juana,
decorada de luces que abrigan la humanidad confundida
Vistiendo el paisaje te vas en lontananza
de aquella convención del tiempo imaginando
que existe el horizonte...
que existe el horizonte...